Ideología no pedagogía
De golpe, el nuevo plan de estudios anunciado por autoridades de Educación Pública federal tiene una tendencia más ideológica que pedagógica y hay elementos para probarlo.
El martes pasado, a dos semanas del arranque del ciclo escolar, la SEP presentó su Plan de Estudios para Educación básica “que busca combatir el colonialismo, el patriarcado, el mercantilismo y limitar la educación a sólo cubrir perfiles laborales”.
“Cuando las niñas y los niños empiezan a estudiar la modernidad y sus procesos históricos, científicos, productivos, tecnológicos, culturales y artísticos, en realidad están estudiando los procesos de colonización y sus dominios (…) desde una perspectiva colonial de la inclusión, es imprescindible, que los estudiantes sean conscientes de que viven en un mundo globalizado que no logra ser para todos", señala el documento que justifica la propuesta.
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El plan fue publicado en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria y debe ser divulgado en el Diario Oficial de la Federación, consta de cuatro componentes:
Formación docente, codueño de programas de estudio a cargo de maestras y maestros, desarrollo de estrategias nacionales, así como transformación administrativa y de gestión.
Hay que subrayar que aún le faltan detalles para implementarlo en todas las aulas, y aún no hay fecha del periodo de capacitación de los maestros, ni se han dado a conocer las escuelas participantes, que en un principio y en un plan piloto sólo serán mil en todo el país.
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Ya como secretaría de Educación, la profesora Leticia Ramírez, presentó el nuevo plan se aplicará a partir del 29 de octubre, dos meses después de iniciado el ciclo escolar.
Será un plan piloto que se aplicará en el primer grado de preescolar, primaria y secundaria, y seleccionarán 30 escuelas por cada entidad federativa.
"La escuela pública debe preservarse como un espacio de convivencia estrictamente laica y defenderse de planteamientos que desean reducirla a una institución que provee servicios de aprendizaje para satisfacer creencias, fanatismos y prejuicios que provengan de particulares con intereses religiosos, empresariales o políticos", subraya el proyecto.
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La propuesta de 212 páginas destaca la "Nueva Escuela Mexicana", y crítica un modelo patriarcal que históricamente ha fomentado desigualdades por las clases sociales, la etnia, la sexualidad, la discapacidad, la edad, la nacionalidad y el género.
"En la medida en que se impone y legitima un modelo patriarcal, colonial, científico, eurocéntrico, homofóbico y racista en la educación se está imponiendo en los cuerpos y mentes un modelo hegemónico de ciudadano, lo cual contradice una vida saludable y el sentido democrático", insiste el nuevo plan de estudios.
De acuerdo con éste se pretende desterrar cuatro dominios de la "lógica colonial":
Económico, "Apropiación de la tierra y la explotación humana"; 2. Político: "Control de las autoridades"; 3. Social: "Control del género, clase social, sexualidad, condición étnica"; y 4. Epistémico: "Control del conocimiento y subjetividades".
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¿Mas ideológico que pedagógico? No se puede.
De las anécdotas que se cuentan
Hasta el más elemental de los comentaristas estadounidenses ha dicho que si hubiera un proceso electoral ahora mismo, en el que contendieran Donald Trump y el actual presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, el perdedor sería el segundo.
Necio con la fórmula lopezobradorista de que le hicieron fraude, el 26 de julio, Trump dijo que “espera de nuevo obtener millones y millones de votos” y más tarde, en el mismo discurso, en el America First Policy Institute, soltó: “Puede que tengamos que hacerlo de nuevo”.
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Lo que no deja de llamar la atención es que su impresentable ex colaborador, Mike Pence, está aplicándose para ser precandidato a la Casa Blanca. Pence, al igual que Trump, son clientes de los experimentados cómicos de “Saturday Night Live” y no precisamente por las mejores razones.
No se necesita de altas dosis de ciencia para entender que Trump y Pence se verán las caras, más temprano que tarde, en los debates rumbo a la precandidatura republicana.
Pence es por mucho, menos explosivo que Trump, pero tarde o temprano se deslindará de su exjefe, pese a que sigue siendo comedido y cuando es el momento, habla de la “Administración Trump-Pence”.
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Lo único que sí está claro es que, si Trump toma la candidatura presidencial, Biden solo tiene a un personaje que podría hacer la hombrada de vencer al magnate de los casinos: Biden mismo. Al menos eso es lo que dice la mayoría de los expertos en Estados Unidos.
Solo hay un detalle en la ecuación: Trump se la ha pasado elogiando a Vladimir Putin y lo ha tildado de “genial” y “muy inteligente”.
A ver cómo le va con esos dichos, cuando la mitad del planeta no parece opinar lo mismo.
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*ARD