VIDEO. Los Tres Reyes Magos que visitaron a Jesús y ARTABÁN el cuarto Rey que nunca llegó
De acuerdo con las tradiciones cristianas de occidente, hay al menos 12 días de Navidad que se reconocen a partir del 25 de diciembre y que culminan el 6 de enero con la Epifanía, día en el que llegan los Tres Reyes Magos para ver al niño Jesús recién nacido.
La tradición de la fecha está inspirada en tres figuras, según los expertos, difícilmente de vincular sus representaciones con personas reales específicas, rasgos distintivos, nacionalidades o edades; sin embargo, aceptados por la historia y la investigación.
Oro, incienso y mirra
Estos reyes se conocen por sus descripciones en el Evangelio según Mateo, en periodos de tiempo comprendidos entre 70 EC (era común) y 85 EC.
Según lo escrito en Mateo 2:11, Isaías 60:6, los “hombres sabios se arrodillaron ante el niño Jesús y le ofrecieron regalos de ORO, INCIENSO y MIRRA”, regalos alusivos a la visión de Isaías sobre los tributos que le rendían las naciones a Jerusalén.
“Una multitud de camellos te cubrirá, traerán oro e incienso, y proclamarán la alabanza del Señor”, cita el relato.
Durante el viaje de los “hombres sabios” a Belén, el rey Herodes, quien buscaba al nuevo bebé, les pidió a los reyes que le dieran la ubicación de Jesús para que “también lo fuera a adorar”; sin embargo, los reyes fueron advertidos en un “sueño” que no le dijeran nada a Herodes y que siguieran su camino.
Una vez que los reyes fueron a rendir tributo a Jesús se dirigían a sus respectivos países, pero después de eso “no se supo más de ellos” hasta que aparentemente murieron después de los 100 años edad y sus restos fueron trasladados a Alemania.
En la referencia que se da de ellos en la Biblia no se especifica cuántos eran, ni sus nombres o países de origen. De hecho, en el evangelio tampoco se les llama reyes, sólo se describen como “algunos visitantes del Este” y “hombres sabios”.
Además, describe una visión acerca de la popular creencia sobre la estrella que sirvió como su guía para llegar a Jesús.
“Algunos hombres que estudiaron las estrellas vinieron del este a Jerusalén y preguntaron: ‘¿Dónde nació el bebé que va a ser rey de Jerusalén? ¿Los judíos? Vimos su estrella cuando apareció en el oriente, y hemos venido a adorarlo”.
La Estrella de Belén
Según esta descripción los visitantes habían seguido una de las estrellas que estudiaban, la conocida Estrella de Belén, para llevarle ORO, INCIENSO y MIRRA al recién nacido.
Con el paso de los años y el reconocimiento religioso cristiano, se fueron adaptando y aceptando relatos que identifican a los visitantes como tres reyes: MELCHOR de Persia; GASPAR de la India y BALTASAR de Arabia.
A sus regalos se le oficializaron los significados de: ORO por el estatus de Jesús como el Rey de los judíos; INCIENSO como la divinidad e identidad de Jesús como hijo de Dios y la MIRRA como la representación a la inmortalidad del niño. Asimismo, los obsequios indicaron la riqueza y poder de los visitantes y posiblemente sus lugares de origen.
“Se les llama magos en griego, que era un término que se refería a una especie de subclase de sacerdotes persas. Pero han llegado a ser conocidos como hombres sabios. Su orientación estaba mucho más en lo que hoy podríamos identificar con la ciencia”, dice Kristin Swenson, profesora de estudios religiosos de Virginia Commonwealth University a Time.
En la actualidad, los Reyes Magos son protagonistas de la narrativa navideña que traen consigo millones de regalos para millones de niños de todo el mundo, recordando los regalos que recibió Jesús tras su nacimiento en la madrugada del 6 de enero.
De igual forma, son la inspiración de muchos villancicos que describen la historia de tres hombres sabios que siguen una estrella para encontrar al rey de los judíos en Belén.
ARTABÁN, el Rey Mago que se perdió
En la historia que todos conocemos, MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR llegaron desde Oriente para llevar regalos al Mesías; pero un relato de hace medio siglo, podría indicar que uno de ellos, el cuarto Rey Mago no llegó a su destino a ver al niño Dios.
Escrito a finales del siglo XIX, el relato corresponde al estadounidense Henry Van Dyke, quien narra en la historia que ARTABÁN, astrónomo de profesión que habría dedicado 30 años de su vida a buscar a Jesucristo, para entregarle un Zafiro, un Rubí y una Perla, las que tenía preparadas para el día de su nacimiento.
MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR partieron antes que ARTABÁN siguiendo la estrella de Navidad, un fenómeno que hasta hoy no se ha podido conocer, algunos suponían que se trataba del cometa Halley, pero este apareció 12 años antes de Cristo y no la noche de Reyes.
Mark Kidger, del Centro Europeo de Astronomía Espacial, piensa que los Reyes Magos eran en realidad sacerdotes y se dedicaban a interpretar las señales del cielo y lo que en realidad estaban siguiendo era una estrella Nova.
ARTABÁN, que iba por su cuenta, podría haber perdido la referencia porque, según Kidger, una semana antes del nacimiento del Mesías, la Luna estuvo en conjunción con la Nova y tapaba su luz; lo que provocó su extravío.
Historia en entredicho
Los Tres Reyes Magos habrían tardado más o menos cinco semanas en llegar a Jerusalén, descansaron unos días esperando audiencia con Herodes y volvieron a ver la estrella en el Sur al amanecer, directamente sobre Belén, a 10 kilómetros de donde ellos estaban.
Según los cálculos de Kidger, todo aquello sucedió no un 6 de enero sino varias semanas después de que naciera el Mesías, "en torno al 21 de marzo del año 5 antes de Cristo".
Tras haber buscado encontrarse con el Mesías, ARTABÁN viajaba tras él, pero al no hallarlo regalaba sus presentes a los pobres. La historia señala que antes de morir, Cristo conoció al cuarto Rey.
El número de los Reyes Magos ha estado en entredicho durante varios siglos, y hasta el IV los teólogos Orígenes y Tertuliano establecen que son tres y hasta el VIII no se les bautiza como MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR aunque no fueron de uso común hasta el siglo X.
En el Evangelio de San Mateo, donde se les menciona por primera vez, se les cita únicamente como "magos que llegaron del Oriente", pero en ninguna otra parte del Antiguo Testamento aparecen citados ni su número, edad, aspecto, nombre o atuendo.
La leyenda de ARTABÁN
Se cuenta que ARTABÁN residía en el Monte Ushita y que emprendería el viaje con MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR, desde Borsippa.
Sin embargo, a las afueras de la ciudad se encontró con un hombre en desgracia, al borde la muerte, a quien le entregó una piedra preciosa que tenía otro destino, al niño Jesús.
Por la demora, ARTABÁN tuvo que iniciar el viaje solo para alcanzar a los otros Tres Reyes Magos, pero en el camino, debido al agotamiento su caballo murió, por lo que tuvo que continuar su travesía hacia Belén a pie.
Cuando llegó a Belén, los soldados estaban sacrificando a los infantes y para impedir la muerte de uno de ellos, le entregó a un soldado un Rubí. Finalmente, fue aprehendido y encarcelado por alrededor de 30 años.
Tras ser liberado, se encontró con una joven que sería vendida como esclava, ARTABÁN entregó a cambio de su libertad el Jaspe que aún poseía.
“No soy el fin sino el camino”
Tras ello, de acuerdo con el relato, se abrió la tierra y se tragó el cuerpo de ARTABÁN, quien antes de morir escuchó una voz que le agradecía todo lo que había hecho.
ARTABÁN no comprendía por qué la voz le daba las gracias. ARTABÁN dijo: señor, durante 33 años te busqué y jamás he llegado a contemplar tu rostro.
Como respuesta, escuchó: “lo que hiciste por mis hermanos, lo has hecho por mí, yo no soy el fin sino el camino”. Y así ARTABÁN murió en los brazos de Dios. Su peregrinaje había concluido y sus ofrendas habían sido aceptadas.
ARTABÁN había emprendido un viaje hacia Belén y llevaba consigo como ofrenda para el niño Jesús un trozo de Jaspe de Chipre, un Diamante y un Rubí, pero nunca llegó por hacer buenas acciones en su camino.
Te puede interesar: Guerras y desastres naturales, así será 2024, según Mhoni Vidente
El astrónomo Mark Kidger, de la Agencia Espacial Europea (ESA), aseguró en la revista 'Astronomy' que ARTABÁN se perdió en el camino y no llegó a Belén por un fenómeno astral.
Kidger asegura que MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR interpretaban las señales del cielo y tardaron entre cuatro o cinco semanas en llegar a Jerusalén, siguiendo una estrella Nova.
Tras esperar varios días a una audiencia con Herodes, volvieron a ver la estrella a unos 10 kilómetros de donde se encontraban, hasta llegar al punto exacto en el que se encontraba el niño Jesús.
Pero, ¿qué pasó con el cuarto rey mago? Kidger asegura que el rey llamado ARTABÁN, que iba por su cuenta, pudo perder la referencia después de que la Luna y la estrella Nova estuvieran en conjunción, lo que tapó su luz, dejándole sin guía en la bóveda celeste.
*BC