Financiado por la Unión Europea y coordinado por Sonja Perkic-Krempl y Adriana González Veloz, la investigación “Desaparición de Mujeres Adolescentes, Niñas y Niños en el Estado de México y su vínculo con la Explotación Sexual o la Trata de Personas con ese u otros fines” es un texto ubicuo.
Y se califica como tal porque los hallazgos y descripciones que el documento de 118 páginas presenta, caben sin dificultad en cualquier entidad federativa mexicana.
Las investigadoras identificaron dos motivos esenciales por el que desaparecen las mujeres en el Estado de México y en ambos, establecieron siete propósitos.
El primer motivo
Es la “Trata de personas”, que a su vez tiene tres propósitos: “Fines de explotación sexual”, “Para realizar actividades ilícitas” y “Adopción ilegal”.
En el propósito de “Fines de explotación sexual”, destaca una abominable práctica cultural basada en que a un hombre le gusta una jovencita, por lo que se la roba y de la nada, aparece como su mujer (aunque ni siquiera sea mayor de edad).
Este primer propósito tiene nombre y se llama rapto, pero como señala la investigación, tiene una bajísima sanción porque hasta las autoridades lo ven en forma de costumbre y en no pocas ocasiones, ni a carpeta de investigación se llega.
Por lo que se refiere a “Para realizar actividades ilícitas”, se trata de levantar a estas chicas para llevarlas a otro municipio e inclusive, a otro estado, adonde serán forzadas a transportar narcóticos, ser vendedora de estos en una tiendita, trabajar en un lugar adonde la gente paga para drogarse (picadero) y hasta ir aprendiendo el oficio de sicario.
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Se entiende que poco a poco, estas muchachas irán perdiéndole el asco a lo que hacen e irán aceptando el trabajo que desempeñan, hasta hacerse voluntariamente, miembros de esos grupos delictivos, ya no buscando la forma de escapar sino de trabajar por mejores ingresos, lo que podría incluir el cambiar de organización criminal.
Y, en el caso de “Adopción ilegal”, se trata de organizaciones criminales que buscan bebés o niños muy pequeños, acordes con el perfil que un intermediario les ha enviado, de acuerdo a los deseos de una pareja, generalmente en un estado lejano al que tendrá la desaparición del menor.
Sin embargo, lo que las investigadoras señalan es peor aún. La incompetencia de las autoridades para hacer una progresión de edad; es decir, que en la fiscalía correspondiente no saben realizar ilustraciones que permitan identificar cómo se verá el menor sustraído en cuestión de meses.
El tema es tan grave que algunos de los casos que las autoras exponen, tuvieron que resolverse al pedir ayuda a expertos de otras naciones que lo hicieron a título gratuito.
El segundo motivo
Es el “Feminicidio”, que se subdivide en cuatro propósitos: “Violencia doméstica”, “Violencia sexual”, “Feminicidas seriales” y “Actividad criminal”.
En el caso de “Violencia doméstica”, se encontró que es el territorio que abona innumerables desapariciones de mujeres. Simplemente, ellas ya no soportan las golpizas y un día deciden irse con lo puesto, a la primera oportunidad, adonde sea.
Lo anterior supone una obviedad: si el abusador denuncia la desaparición de su mujer o hija, las autoridades tienen alguna posibilidad de encontrarla y la llevarán de nuevo al mismo lugar, dando oportunidad de que la golpiza termine en feminicidio.
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Por lo que se refiere a “Violencia sexual”, se trata de dos delitos combinados. Primero, una violación en contra de una mujer y después, el feminicidio. En otras palabras, la mujer es violada y temiendo que vaya a reconocer a su victimario, éste la asesina.
En el caso de los “Feminicidas seriales”, las autoras identifican dos tipos: los psicópatas que reiteradamente violan y asesinan mujeres y, los grupos criminales de alto impacto que emplean estos delitos para instaurar el terror como delimitante de un territorio en el que ellos tienen el control.
Y, para “Actividad criminal”, se inscribe la hipótesis de que distintas mujeres trabajan para una organización delictiva y mueren por consecuencia de su actividad, ya sea como halcón, narcomenudista o sicaria, por decir algunas posibilidades.
La alerta
Las autoras señalan el principal aliado para que innumerables mujeres desaparezcan: las redes sociales. Apuntan que los reclutadores casi siempre son varones, la mayoría muy jóvenes y se la pasan navegando todo el día, buscando candidatas.
“Se trata de niñas reclutadas desde muy pequeñas para ser explotadas con fines de explotación sexual, menores de 13 años de edad, que cuentan con menos recursos para escapar de estas redes. Entran a través de las redes sociales, las conquistan, las enamoran, les piden su dirección para llegar a sus casas y llevárselas. Son niñas pequeñas que ni siquiera saben cómo regresar a sus casas porque no han salido mucho del municipio o el lugar donde viven”.
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Ahí están los datos de un estudio serio y profundo.
A ver qué entidad federativa se atreve a decir que no sucede algo así en sus entrañas y con sus mujeres.
*BC