Mario Aburto, asesin0 confeso de Colosio, en la antesala de la LIBERTAD
Mario Aburto Martínez quedó en la antesala de su libertad luego que un Tribunal Colegiado invalidó la sentencia de 45 años de prisión dictada en su contra por el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en 1994, y ordenó dictar una nueva resolución por el delito de homicidio calificado con premeditación y alevosía, conforme a lo establecido en el Código Penal de Baja California al momento de los hechos.
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito amparó a Aburto Martínez al considerar que debió ser juzgado por el delito de homicidio con base en el Código Penal de Baja California, que establece una pena de 16 a 30 años de cárcel por dicho delito del fuero común, y no conforme a la norma del Código Penal Federal.
Esta resolución abre la posibilidad de que el homicida confeso de Luis Donaldo Colosio pueda quedar en libertad, si es que el Primer Tribunal Colegiado de Apelación así lo determina en los próximos meses, pues será el encargado de dictar la nueva sentencia conforme a lo establecido por el Primer Tribunal Colegiado.
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El Primer Tribunal Colegiado determinó fundados los agravios de Aburto, ya que el homicidio se trata de un delito del fuero común, motivo por el que debieron aplicarse las disposiciones del Código Penal de Baja California.
Mario Aburto Martínez lleva 29 años en prisión, por lo que en caso de que le apliquen la pena máxima con base en el Código Penal de Baja California habrá compurgado su condena el 23 de marzo de 2024.
De acuerdo con la sentencia, la entonces Procuraduría General de la República no integró al expediente del caso las diligencias de la Procuraduría de Justicia de Baja California por el delito de homicidio.
“Al actualizarse diversas violaciones procesales, entre ellas que se omitió efectuar la traslación normativa del ilícito de homicidio al fuero estatal; hubo una inadecuada defensa en su vertiente material y el juzgador natural omitió recabar diversas pruebas para mejor proveer”.
Historia de un magnicidio
La tarde del miércoles 23 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta concluía un mitin en Lomas Taurinas, una colonia de Tijuana de reciente creación y que resaltaba por la falta de servicios y por su criminalidad.
El candidato, que 20 días antes había dirigido un discurso político, donde advertía un México con hambre y sed de justicia, se abría paso entre una multitud que buscaba acercarse para saludarlo; dos disparos de arma de fuego, uno en la cabeza y otro en el abdomen, hirieron en ese momento al abanderado creando caos y confusión.
En televisión, se reprodujeron imágenes de un sospechoso, quien fue aprehendido de forma inmediata por los guardaespaldas del candidato priista a la Presidencia, y que posteriormente fuera identificado como Mario Aburto Martínez.
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Esa misma noche, en su primera declaración ministerial, Aburto Martínez confesó ser el autor intelectual del asesinato, y al día siguiente fue trasladado vía aérea al Centro Federal de Readaptación Social número 1, en Almoloya de Juárez, Estado de México.
El crimen, que cimbró a la sociedad y a la clase política ese año, también generó dudas sobre las versiones oficiales y lo que sectores de la población pensaban de la verdad de los hechos.
En algún momento, se habló de una acción concertada para privar de la vida a Colosio Murrieta, pero esta versión dada por el entonces fiscal Miguel Montes fue sustituida por la del asesino solitario.
Un asesino confeso
Si hubo alguien a quien se le practicaron infinidad de análisis psicológicos, ese fue Mario Aburto Martínez, el asesino confeso del entonces candidato presidencial priista, Luis Donaldo Colosio, a quien ultimó a sangre fría ese 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, una popular colonia de Tijuana, Baja California.
En un dictamen de psicología del 27 de junio de 1994, los peritos acordaron que la personalidad de Aburto está dividida por dos fuerzas contradictorias: “lo que desea ser y lo que realmente es”. Pero el informe es aún más específico:
“(Aburto) pertenece a una clase social baja con expectativas de pertenecer a la clase media, aceptando aparentemente las normas sociales, las cuales posteriormente transgrede ante su frustración al no obtener lo deseado”.
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Hubo otros peritajes que destacaron sus múltiples relaciones íntimas con una imperiosa necesidad de llamar la atención.
“Es sexualmente seductor, se encuentra incómodo cuando no es centro de atención (…), sus acciones van dirigidas a obtener satisfacción inmediata, no tolera la frustración ni la demora en lo que quiere conseguir, y tiene un bajo concepto de sí mismo, un gran sentimiento de inferioridad (…) Suele aparecer frío e indiferente, es competitivo, dominante, ambivalente, con dependencia afectiva profunda, suspicaz y resentido”.
En el expediente del juicio, le realizaron tres estudios psicológicos con resultados distintos: en el primero le diagnosticaron rasgos narcisistas, conductas antisociales y poca tolerancia a la frustración; el segundo estudio lo define con personalidad paranoide y sociopática.
Y en el tercero se le encontró una personalidad Borderline. Es decir, se trata de un paciente psiquiátrico con emociones turbulentas que en ocasiones presenta acciones impulsivas.
“Soy un chivo expiatorio"
En uno de los estudios para definir el perfil psicológico de Aburto se establece, por ejemplo, que una de las razones de su tendencia a ser violento es su madre.
Aburto Martínez siempre ha dicho que es "un chivo expiatorio", y que fue otra persona la que disparó contra el candidato Colosio. Y ha denunciado maltratos, abusos y torturas en sus años de reclusión.
De acuerdo con su perfil clínico criminológico de evolución, con fecha del 11 de marzo de 2014, elaborado en el Centro Federal de Readaptación Social número 6, de Huimanguillo, Tabasco, donde se encuentra recluido, Aburto mostró una tendencia positiva en su proceso de reclusión, pese a que, luego de su ingreso al penal de Huimanguillo,el 6 de julio de 2012, en otros años y en otras prisiones donde había estado recluido, infringió el reglamento de los centros federales en diversas ocasiones por intento de extorsión por parte de sus compañeros, “ante la escasa asertividad se hizo acreedor a sanciones disciplinarias", destaca el perfil.
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Ese reporte destaca que Aburto logró "ajustar su conducta" y desde su estadía en el penal de Huimanguillo no ha incurrido en sanciones disciplinarias: "Actualmente, sus rasgos de carácter de control de impulsos, tolerancia a la frustración y respuesta a la demora se encuentran en niveles adecuados".
El documento concluye que Mario Aburto, a quien se le condenó a 45 años de cárcel por el magnicidio contra Colosio, "es una persona auténtica y sincera en sus relaciones interpersonales". También indica que es prudente, reservado, serio, de buen trato, "se percibe seguro de sí mismo, optimista, con confianza en el futuro; se muestra tal cual es, generoso y cordial".
Quién es Mario Aburto
Aburto Martínez nació el 8 de julio de 1971 en La Rinconada, un pequeño poblado al norte de Zamora, Michoacán. Es hijo de Rubén Aburto Cortés y María Luisa Martínez Piñones y fue el segundo de seis hermanos.
Su padre era un hombre perseguido por la justicia. Años atrás, en una borrachera, había matado a balazos a su hermano y a otro hombre. Tiempo después, la orden de aprehensión en su contra prescribiría. El padre de Aburto logró burlar la ley.
La madre de Mario se encargó de los hermanos y él ingresó a la primaria en 1977. Logró 8.1 de calificación general en la primaria y 7.6 en la secundaria. Adolescente, Aburto empezó a mostrar cierta reticencia hacia la autoridad. Sus compañeros de clase lo consideraban reservado y serio, pero notaban cómo cambiaba radicalmente su actitud cuando se sentía víctima: “alzaba la barbilla cuando se sentía objeto de una injusticia o cuando se le contrariaba”, relató una de ellas.
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Aburto soñaba con estudiar Economía en la universidad. Pero también quería cambiar a México. En el famoso baúl en donde se encontró el “Libro de Actas”, un cuaderno que la entonces PGR utilizó como pieza fundamental para la condena de Aburto, el joven michoacano tenía dibujos.
En una de sus hojas se percibe el dibujo de un hombre con las manos en alto y lo que parece ser una banda presidencial. Detrás de su figura hay un guerrero águila, símbolo que obsesionaba a Mario Aburto. Junto al dibujo está escrito:
“Aquellos que estén en contra de las decisiones del pueblo, que se consideren traidores a la patria. Por que los verdaderos hijos de la patria lo demuestran con hechos no con palabras. Por que el que hace, que se respete la democracia en donde no se respeta es mas balioso que mil políticos juntos. Las fuerzas de la paz son más grandes que las de la guerra (sic)”.
Con información de El Universal
*BC